Anécdota

La madre de Borges, Leonor Acevedo, murió a los 99 años. Durante el velatorio una señora se acercó a Borges y le dijo: «¡Qué lástima que su mamá no haya llegado a los cién!», a lo que el escritor respondió «señora, usted exagera los encantos del sistema decimal».

Cronología china

Hace unos años, cuando emprendí el estudio de las filosofías orientales, diseñé una cronología gráfica mostrando las diversas etapas y dinastías de la historia china. También añadí los principales filósofos de las seis escuelas clásicas. El resultado me gustó bastante y, aunque no está acabado, he decidido subirlo aquí por si le interesa a alguno de mis lectores.

Para hacer este gráfico me basé en los siguientes libros:

• Fung Yu-Lan: A Short History of Chinese Philosophy. The Free Press. Nueva York

• Jesús Mosterín: China. Alianza Editorial. Madrid

• Ian P. McGreal (editor): Great Thinkers of the Eastern World. Harper Collins. Nueva York

• Patricia Buckley Ebrey: The Cambridge Illustrated History of China. Cambridge University Press. Cambrige, Gran Bretaña

La batalla de los árboles

Descubro en el extraordinario y algo ilegible libro de Robert Graves The White Goddess (La Diosa Blanca) unos versos impresionantes que quisiera compartir con mis casi inexistentes lectores. Los versos que cita Graves se encuentran en un manuscrito galés del siglo XII llamado El libro rojo de Hergest. Ese libro contiene el Libro de Taliesin, formado por 58 poemas galeses antiguos, y uno de esos poemas tiene el espléndido título La batalla de los árboles (Cad  Goddeu, en galés). Los versos a que me refiero forman el comienzo de ese poema.

El Libro de Taliesin aparece al final de algunas traducciones inglesas del Mabinogión (una colección de layendas galesas antiguas), aunque en realidad no es parte del mismo.

Reconocí al instante los versos porque Borges los repite en varias partes de su obra (es asombroso cuánto se repite Borges. He comprobado la repetición de páginas enteras, casi palabra por palabra, en diferentes libros).

He aqui los versos (traduzco la traducción inglesa que aparece en el libro de Graves):

He tenido muchas formas
Antes de obtener mi forma final.
He sido la estrecha hoja de una espada
He sido una gota en el aire
He sido una estrella brillante
He sido una palabra en un libro
He sido un libro en el comienzo
He sido la luz de una linterna
Durante un año y medio
He sido un puente que cruza sesenta ríos
He viajado como un águila
He sido un barco en el mar
He sido un general en la batalla
He sido un cordón en la manta que arropa a un niño
He sido una espada en la mano
He sido un escudo en la lucha
He sido la cuerda de un harpa
He permanecido atrapado durante un año
En la espuma del agua
He sido un atizador en el fuego
He sido un árbol oculto en un bosque
No hay nada que no haya sido …

Magnífico, ¿verdad?.

El manuscrito original de La batalla de los árboles

Notas para una novela de ciencia-ficción

Escribí éstas notas en 1995 a instancias de mi padre, para una novela que estaba escribiendo por aquel entonces y que, finalmente, recibió el título “Dimension 23”. La novela se desarrolla en el siglo 70. No se ha publicado.

1- Prólogo para lectores del pasado

Es una síntesis de la historia de la ciencia y la tecnología desde principios del siglo XX (Teoría de la relatividad y mecánica cuántica). Todo lo anterior se considera prehistoria (lo que la gente del siglo LXX llama historia es historia de la ciencia, no historia política). Se podría insistir especialmente en en el desarrollo de la máquina llamada “autodrama” que tendrá un importante papel en la novela. Se trata de un aparato que, accediendo directamente a los centros sensoriales del cerebro, provoca en la persona que lo usa sensaciones ficticias de un absoluto realismo, indistingibles de las experimentadas durante la vigilia salvo por que la persona sabe que está soñando.

El autodrama surgió originariamente como pasatiempo (aventuras, viajes y experiencias de todo tipo protagonizadas por el cliente desde su casa exactamente igual que las hubiese experimentado realmente), pero pronto se extendió su uso a otras facetas de la vida humana. Por ejemplo, todo el ciclo escolar, desde parvulos hasta la universidad se cursa a través del autodrama, sin el inconveniente del aislamiento de los niños ya que existe el autodrama compartido. No existen exámenes pues la gente estudia en autodramas en los que se estudia a conciencia. En realidad, cualquier actividad puede realizarse a través del autodrama, siempre que sea sólo mental y no exija un resultado físico.

Otro asunto que debería explicarse en este prólogo es el del Reglador. Una serie de satélites artificiales, sensores electrónicos y robots calibradores barren de contínuo la superficie del planeta, el subsuelo y la atmósfera (lo mismo en la Luna y Marte, ya colonizados por el hombre), proporcionando información a los Regladores Regionales. Estos informan a su vez a Regladores “nacionales”, estos a los Regladores Planetarios, y estos, por fin, al Gran Reglador Universal. Todo ello, unido a constantes encuestas entre la población para conocer su estado espiritual dia a dia, permiten al Gran Reglador un control total sobre todas las variables físicas y sociales de la humanidad y una organización perfecta del conjunto, asegurando la felicidad de la mayoría de las gentes y los animales (tanto por la mayor sensibilidad reinante en la epoca, como por razones de abstecimiento alimentario, la humanidad del siglo LXX es vegetariana).

De todas maneras, debería haber algunas personas, muy pocas, quizás un Consejo Universal (inventar otro nombre mejor) compuesto de diez o doce científicos, que controle el Gran Reglador Universal madiante la introducción de leves cambios en los programas de la computadora. Se reunen en una gran sala redonda con el Gran Reglador en el centro. También podría ser una sola persona. El Gran Reglador es una computadora que se comunica de un modo completamente humano con las personas: puede haber en la novela alguna conversación interesante entre el Reglador y el jefe universal (o el Consejo) en torno a la decisión de ir o no al encuentro de “Dios”.

Otros temas para el prólogo

Sucesivos imperios de la historia y unificación final de todos los paises; colonización de la Luna y Marte. Nuevo éxodo de los judios hasta el planeta Israel, en Alfa del Centauro, tras la aparición de un nuevo profeta (el viaje, en inmensas naves provistas de ecosistemas artificiales, dura 40 años, como en éxodo bíblico). Desarrollo y reciente declive de las artes terrestres debido a la estandarización de los modos de vida y de los paisajes de la Tierra; auge de las artes en la Luna y Marte. Aparición de algún arte nuevo basado en algún adelanto de la técnica, por ejemplo,  en el autodrama (igual que se generan sensaciones de realidad, puede haber artistas especializados en provocar complejas sensaciones abstractas combinando sensaciones que nunca se dan juntas en la realidad o trasladando los cracteres propios de una sensación o sentimiento a otro: se podría crear una sucesión de olores que tuviese el ritmo y la cadencia de una música o combinar en una experiencia única las sensaciónes de elevación mística y de velocidad ultralumínica. También se podría experimentar, añadiendo los parámetros matemáticos adecuados, la séptima dimensión del espacio). Desarrollo de la ciencia.

2- La ciencia del siglo LXX

Para las gentes del siglo LXX el acontecimiento capital de la historia es el descubrimiento de las propiedades psicológicas o anímicas de la materia y la energía e, incluso, el carácter mental del SER en general. Este descubrimiento tuvo lugar en el año 5.407 de la era cristiana y fue realizado por el genio artificial (persona geneticamente modificada para obtener el máximo nivel de inteligencia y talento posible para el cerebro humano) llamado Hugo Mo. En el siglo en que se desarrolla la novela existe una gran cantidad de relatos mitológicos sobre este personaje legendario. El calendario gregoriano ha caido en desuso; ahora rige la era Mótica, que sitúa el año 0 (no el 1), en el año 5.407 de la era cristiana o Año del Teorema.

El lejano antecedente de la ciencia del siglo LXX tuvo lugar a principios del siglo XX (creo que el narrador debería emplear siempre la cronología mótica), unos 5.000 años atrás, con el descubrimiento del principio de incertidumbre de Heisenberg y de la teoría de la relatividad de Einstein. Ambas teorías demuestran la influencia esencial del observador sobre lo observado, es decir, que ciertas características físicas de la materia dependen de si es observada o no.

Poco a poco se fue comprendiendo la universalidad de esa carácterística: todas las características del SER son modificadas por la percepción. Los sentidos modifican, en virtud de su propia estructura biológica, aquello que perciben. Todas las características sensoriales estan en los organos de los sentidos, no en las cosas. Pero tambien todas las características intelectuales estan en el cerebro, no en las cosas. El hombre, al conocer el universo, no le presta tan sólo sus colores, sus olores y sus ruidos, sino también su lógica y sus matemáticas. Todo esto ya era conocido antes de que Hugo Mo formulara el Teorema Fundamental del SER: La esencia del SER conocido es ser sentido, y su escolio primero:el conocimiento suma al SER las variables sentimentales subatómicas. Es decir. el conocimiento u observación del SER no le presta tan sólo sus propiedades sensoriales e intelectuales: tambien sus propiedades sentimentales. Hugo Mo descubrió que, dependiendo de los sentimientos que experimentaba el observador, la materia y la energía modificaban algunas de sus características más fundamentales. Además consiguió aislar estas características en una serie de variables sentimentales subatómicas que asoció a los sentimientos y potencias fundamentales del espíritu humano: amor, voluntad, alegría, inteligencia, curiosidad, justicia, lealtad, etc… Las fuerzas y potencias negativas (odio, pereza, tristeza, etc), son manifestaciones de las mismas fuerzas pero con signo negativo: odio = – amor, tristeza = – alegría, etc. Con el tiempo los hombres consiguieron canalizar estas nuevas fuerzas por medio de máquinas amplificadoras especiales, dando a cada una de ellas un uso especial: la alegría demostró ser un arma de gran potencia; la voluntad, una energía excelante para viajar.

Estas nuevas energías permitieron una perfecta explicación de todo ese grupo de fenómenos que, en el sigloXX, llamamos parapsicología: son fenómenos materiales sentimentales provocados por el estado de ánimo del observador.

3- Filosofía de la ciencia del s. LXX

Los decubrimientos de Hugo Mo condujeron a un replantamiento de la naturaleza de la ciencia y, muy especialmente, de la lógica y las matemáticas. Este replanteamiento se basa en dos hechos:

a – Antes del Año del Teorema ya se había observado la existencia de un desajuste entre los fenómenos físicos y las matemáticas existentes para desarrollarlos. Se producían enunciados científicos ilógicos, como las ecuaciones de la mecánica cuántica. La razón de ello es que la matemática de la época, deducible de la lógica aristotélica (muy ampliada en el s. XX), no era la matemática adecuada porque no estaba basada en la lógica adecuada.

b – He dicho antes que la estructura de la realidad está determinada por los datos sensoriales, la lógica, las matemáticas y, según el Teorema Fundamental del SER, los sentimientos del observador o, mejor dicho, de su cerebro. Este cerebro modifica la realidad coforme a su propia lógica, mucho más compleja que la aristotélica, que es sólo una parte de la lógica cerebral . La lógica cerebral, determinada por redes neuronales complejísimas, se llama lógica operativa.

De estos dos hechos se dedujo un programa de actividades científicas encaminadas a conseguir un ajuste perfecto de las matemáticas y la realidad:

Primer paso – Se debe formular, con todo detalle, la lógica operativa real de la mente-cerebro.

Segundo paso – De la lógica operativa se deben deducir unas nuevas matemáticas, capaces de manejar los aspectos imprecisos y caoticos de la realidad, y sus características sentimentales y morales.

Tercer paso – De esas matemáticas se obtendrán, mediante deducción, las leyes físicas (no mediante inducción, como en la física actual: recuerdese que los caracteres físicos del mundo están en la mente). Estas nueva física sería una especie de psicología hacia fuera, frente a la psicología hacia dentro actual.

Este programa científico fue llevado a cabo con éxito durante los siglos LVI, LVII y LVIII de la era cristiana (s. II, III y IV de la era mótica).


4- La unificación de la física en el s.IV de la era mótica

Gracias a la perfecta casación de las nuevas matemáticas con la realidad fue posible llevar a cabo, a finales del s. IV de la era mótica, la unificación definitiva de la física. Los resultados más importantes son los siguientes:

La unidad mínima fundamental del SER en un conjunto de dos entidades puntuales (del tamaño de un punto matemático, o sea, infinitamente pequeño) que orbitan una alrededor de la otra a una velocidad un trillón de veces superior a la de la luz. Esta entidad se llama Par Bien-Mal. Cada una de las dos partes es un punto de energía, y no son en realidad partes, pues no pueden existir por separado. El par en, en realidad, indivisible.

El Par Bien-Mal puede existir en diez modos diferentes, según sea su velocidad orbital mayor o menor. Estos diez modos son: Amor, voluntad, inteligencia, generosidad, lealtad, justicia, alegría, curiosidad, valentía y esperanza. El Par Bien-Mal también puede existir en los diez Modos Contrarios (Odio, pereza, torpeza, etc.), transcurriendo en estos casos su orbita en dirección contraria a la del par “original”. La influencia del observador en la materia actúa concretamente sobre estos 20 Modos del SER.

Estos diez modos del ser se unen en tres tríadas: Tríada Intelectual: Inteligencia, voluntad y curiosidad. Tríada Sentimental: alegría, valentía y esperanza, y Tríada Moral: generosidad, lealtad y justicia. Cada una de estas tres Tríadas se identifica con los tres quarks de la física actual. Sin embargo, estas entidades triples sólo pueden unirse para formar lo que llamamos materia cuando se les une un Par Bien-Mal del tipo Amor. Una Tríada a la que se une un Par-Amor deja de ser una Tríada para convertirse en un Cuadrado Perfecto (como los números perfectos pitagóricos), es decir, un quark (en terminología del siglo XX-XXI) capaz de unirse a otros quarks para formar materia. Así pues, sin la intervención del Amor todo el SER material se desintegraría en una explosión de Tríadas simples. El Amor es lo que sostiene la materia.

Cada partícula subatómica clásica (electrones, protones, neutroner, etc.) está formada por la unión de tres Cuadrados Perfectos, uno intelectual, uno sentimental, y uno moral, con un Par Bien-Mal del modo Amor en cada uno de ellos. De este modo, toda partícula clásica reune en sí los diez Modos del Ser.

Todas las características del SER se reflejan en un conjunto de 10 ecuaciones (una por cada Modo del SER) que resumen toda la física; podrían llamarse Los 10 Mandamientos, o La Ley, o algo que suene a los mandamientos bíblicos. Además, los 10 Mandamientos se resumen en dos, como en Jesucristo: el par de ecuaciones Bien-Mal, la Ley fundamental del Universo (darle un nombre bíblico: Lo Que Es, cómo “Soy el que Soy”).

5- Todo está vivo

De todo lo dicho se deduce el caracter mental o espiritual de Todo. Las partículas subatómicas son unidades mínimas de un psiquismo completo (cada una incluye todos los modos del Ser). Además, este psiquismo elemental es acumulativo y organizable, es decir, cuanto más grande y organizado es un pedazo de materia, más inteligente. De hecho se confirmó la inteligencia real de animales, plantas y minerales. En el momento en que se desarrolla la novela la Psicología Mineral o el estudio de los trastornos de personalidad en las gramíneas son ramas florecientes de la ciencia.

Las Cartas Filosóficas de Voltaire

Voltaire. Cartas Filosóficas. Traducción de Fernando Savater

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Voltaire, 1694-1778

A los 31 años, en 1725, Voltaire salio de Francia para evitar una visita a la Bastilla y se instaló en Inglaterra. Allí encontró un ambiente intelectual muy distinto del francés, más libre y razonable, y se dedicó al estudio de todo lo inglés con gran intensidad. Sólo estuvo allí dos años, pero a juzgar por sus Cartas Filosóficas, eso le bastó para un examen muy preciso de la ciencia, la filosofía, la literatura, la política, la historia y la religión inglesas.

Las Cartas Filosóficas (Lettres philosophiques sur les Anglais) es un libro delicioso. Lo que lo hace tan deleitable es el estupendo estilo de Voltaire, inteligentísimo, sencillo, incisivo y valiente. Llama la atención lo razonable que es Voltaire en una epoca nada razonable (a pesar de haber sido llamada “la edad de la razón”). Las criticas que hace de la iglesia, el estado, y las ideas filosóficas imperantes en la Francia de su tiempo son las mismas que haría cualquier persona razonable hoy en dia. El libro deja una impresión de inteligencia y felicidad.

Las primeras cuatro cartas las dedica Voltaire a una exposición de las doctrinas y la historia de los cuáqueros, cristianos estrictos y pacifistas extremos. Los miembros de esta secta desafiaban toda autoridad (menos la de Dios, claro). Consideraban a todos los hombres iguales, no se quitaban el sombrero ante nadie, y hablaban de tú a todo el mundo, Reyes incluidos. Un cuáquero le dice a Voltaire:

“Nuestro Señor, que nos ha ordenado amar a nuestros enemigos y sufrir sin protestar, no quiere sin duda que crucemos el mar para ir a degollar a nuestros hermanos, porque asesinos vestidos de rojo, con un gorro de dos pies de alto, enrolan a los ciudadanos haciendo ruido con dos palitos sobre una piel de asno bien tensa…”

Otra carta que me ha sorprendido es la número XI, “Sobre la inserción de la viruela”, donde se cuenta cómo en Inglaterra las madres infectan de viruela a sus niños isertando, en una pequeña incisión que les hacen en el brazo, una pústula retirada de otro niño infectado. El niño entonces tiene la viruela, pero mucho más atenuada que si se contagia naturálmente. Habían notado que la viruela sólo se tiene una vez, de modo que de así evitaban que sus niños tuviesen la enfermedad en el futuro con toda su virulencia. Al parecer las madres circasianas tenian esta costumbre desde tiempo inmemorial. Lo que me asombra de todo esto es que el decubrimiento de la vacuna de suele atribuir a Edward Jenner, en 1796, y su generalización a Louis Pasteur, en 1870, pero Voltaire escribe en 1726 o 27, y al parecer la vacunación se practicaba desde hacia muchisimo tiempo.

A Voltaire le impresionan vivamente las doctrinas de Locke sobre el conocimiento humano, y las teorias científicas de Newton, y dedica varias cartas a exponerlas (a su modo, claro, bastante superficial pero divertidísimo). Le admira la aplicación metódica de la razón y el sentido común de Locke:

“Cuando tantos razonadores habían hecho la novela del alma, ha venido un sabio, que modestamente ha hecho su historia. Locke a esclarecido al hombre la razón humana, como un excelente anatomista explica los resortes del cuerpo humano”.

A Newton lo admira más que a ningún otro. Asistió a su entierro al poco de llegar a Londres, y lo impresionaron los honores rendidos a este modesto caballero inglés. Dedica varias cartas a exponer las teorías de Newton en varias disciplinas, de las que sabe bastante mas de lo que cabría esperar en un literato:

“Los descubrimientos del caballero Newton, que le han ganado una reputación tan universal, se refieren al sistema del mundo, a la luz, al infinito el geometría y, finalmente, a la cronología, en la que se ha entretenido para descansar.”

Las cartas restantes, dedicadas a la literatura inglesa de la época, sobre todo al teatro y a la poesía, son bastanta menos interesantes. La mayoría de los autores que menciona han sido completamente olvidados.

Al final del libro se añadieron con posterioridad algunas cartas dedicadas a un comentario crítico de varios “pensamientos” de Pascal, que no tienen nada que ver con Inglaterra, salvo que fueron escritas durante la estancia de Voltaire en ese país. Esta parte del libro es la que menos me apetecía leer, pensando que sería aburrida. Me sorprendió descubrir que, por el contrario, me interesó mucho, más que por los comentarios de Voltaire, por los pensamientos de Pascal. Voltaire aplica un sentido común inmisericorde a las efusiones místicas de Pascal, con un efecto demoledor, y a veces cómico. Sin embargo, en cuanto los pensamientos de Pascal alcanzan cierta sofisticación especulativa, Voltaire se vuelve bastante pedestre en sus respuestas. Cuando Pascal habla de conceptos lógicos o matemáticos, Voltaire se pierde sin remedio.

Lo que más me gustó fue descubrir la famosa esfera de Pascal, de la que tanto a escrito mi admirado Borges, y lo que es aun mejor, rodeada de referencias literarias misteriosas:

“Pensamiento LII: “Todo los que vemos del mundo no es mas que un rasgo imperceptible en el amplio seno de la naturaleza. Ninguna idea se aproxima a la extension de sus espacios. Por mucho que hinchemos nuestras percepciones, no damos a luz más que átomos en lugar de la realidad de las cosas. Es una esfera infinita, cuyo centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna

Voltaire: Esta hermosa expresión es de Timeo de Locres; Pascal era digno de inventarla, pero hay que darle a cada cual lo suyo.”

He investigado quien es este Timeo de Locres, del que no había leido referencia alguna hasta ahora. El único Timeo que conozco es el personaje de Platón en el diálogo del mismo nombre. Al parecer Platon retrató a un filósofo de tal nombre del que no se sabe nada en absoluto, salvo que nació en Locris, en Italia. Diogenes Laercio cita mucho an un tal Timeo, refiriéndose siempre a una obra suya llamada Historias, aunque es probable que no se trate de la misma persona.

En una nota a pie de página, Fernando Savater, el traductor, menciona que la expresión el mundo es una esfera infinita, cuyo centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna, se encuentra también en De Docta Ingnorantia, de Nicolás de Cusa (un libro asombroso que quisiera comentar aquí alguna vez). Es curioso que Borges, que cita varias apariciones de esta frase a lo largo de la historia de la literatura y la filosofía (La esfera de Pascal, el Otras Inquisiciones, 1952), no menciona a Nicolás de Cusa. Si cita el Corpus Hermeticum de Hermes Trismegisto, la última página de Pantagruel, la Cena de las cenizas, de Giordano Bruno, y a Pascal mismo.

VOLTAIRE_Lettre_sur_la_Commerce_Anglois_1735-10

Primera edición